Aunque no dedico mi ejercicio a la materia penal, me ha tocado participar en procesos judiciales, acompañada de mi amiga y colega Michelle Perezfuente, en casos de violencia de género y violencia sexual.
Actualmente estamos llevando un caso de violencia sexual en la Provincia Santo Domingo Oeste.
La verdad que nunca había ido a ese Palacio de Justicia y bueno.. me voy a abstener de comentar las condiciones no aptas no sólo para las víctimas, sino para los jueces, juezas, empleados/as, abogados/as, imputados/as, familiares de las víctimas e imputados/as. Es decir, el local no tiene las condiciones mínimas que respeten la dignidad del ser humano.
Para poner en contexto lo que voy a relatar, recientemente la Comisión para Igualdad de Género del Poder Judicial puso a circular una guía de buenas prácticas para los procesos penales en casos de violencia doméstica e intrafamiliar y de género, y en su glosario define la revictimización o victimización secundaria como: “Consecuencias sicológicas, sociales, jurídicas y económicas negativas derivadas de las relaciones de la víctima con el sistema judicial penal.” Aquí un link de la Guía.
Ayer teníamos de los primeros roles de las audiencias. Estábamos “completos”, es decir, estaba la víctima, los testigos, el imputado, Ministerio Público.. todo listo para concluir un proceso que tiene unos 6 meses. Era nuestra cuarta audiencia, la cual se había suspendido anteriormente porque el Defensor Público del imputado, encargado del caso, no pudo estar presente.
Para no cansarles la historia, estábamos en el tribunal antes de las 9am. El tribunal inició sus audiencias, no respetó el orden del rol, y nosotras terminamos subiendo a audiencia a eso de las 3.30 de la tarde, no obstante tratar de informar desde que llegamos al tribunal que la víctima que representamos pertenece a un grupo vulnerable al tratarse de una persona de más de 70 años, víctima de violencia sexual, delito que afecta su integridad física y emocional, y que tomara en cuenta esa situación para no dilatar más de lo normal la espera en el tribunal.
Durante todo el proceso, que lleva casi dos años, la víctima ha tenido que ser cuestionada en fiscalía, evaluada e interrogada en médico legisla, evaluada en el Departamento de Psicología de la Fiscalia; luego en la medida de coerción; luego en la fase de instrucción. En este juicio de fondo llevamos 4 audiencias donde no se ha podido hacer nada por culpa de la defensa. Cada vez que acudimos al tribunal, la víctima tiene que enfrentar a su agresor, permitir que en el relato de su agresor se digan injurias en contra de ella, y aún no terminamos. El sistema judicial, voluntaria o involuntariamente revictimiza a las víctimas.
No es posible que las víctimas de violencia sexual, violencia de género, violencia intrafamiliar, tengan que esperar horas y horas para que su audiencia sea atendida, en medio sobre todo de condiciones infrahumanas.
La Defensora Pública del imputado pidió un turno posterior para que llegara el Defensor Público “asignado”. Ayer, nuestra representada se quebró. No aguantaba más y no estaba en condiciones ni físicas ni emocionales para esperar más. Se suspendió la audiencia para otra fecha y esperar que para la próxima audiencia sí podamos concluir.
La carga emocional que conllevan estos procesos no es fácil. No hay palabras para describirlo. A parte de que igualmente los testigos, que tienen que dejar de asistir a sus trabajos, se cansan y agotan también. Por eso tantas víctimas desisten de los procesos y se debilita el proceso y aumenta la impunidad.
Espero que esa Guía, que está muy buena y completa, que elaboró la Comisión para Igualdad de Género del Poder Judicial , sea dada a conocer por los jueces, juezas y operadores del sistema. La estaré llevando para “arriba y para abajo” para poder exigir su cumplimiento. Ya veremos cómo nos irá en la próxima audiencia.