“La vida es una paila de majarete, mientras más se mueve más dura se pone”. Esta profunda frase me la enseñó mi prima Eliana de Franco hace muchos años, cuando yo me quejaba de la vida. Se me grabó en mi mente y de vez en cuando me acuerdo de ella. (Por cierto, el majarete me encanta y hay un sitio en la carretera camino a Salinas donde lo venden acabado de hacer!! riquísimo).
Mi prima Eliana me explicó (no sé si es verdad porque nunca he hecho un majarete) que el majarete no se debe mover mientras se cocina en la olla, sino que debe dejarse tranquilo. Y como que en la vida no se debe mover tanto las cosas (para no decir otra palabra) para que las situaciones no se empeoren.
Recuerdo que en una ocasión cuando entré a estudiar Derecho en la PUCMM (en Santo Domingo), en el primer año, en el ciclo básico, tomando clase de biología, la profesora (que no recuerdo su nombre) preguntó qué entendíamos nosotros que era la vida, su significado. Se levantaron unas cuantas manos y salieros unas respuestas filosóficas, biológicas, en fin, y yo levanté la mano y le dije: “Profesora, la vida es una paila de majarete que mientras más se mueva más dura se pone”.
El curso se vino abajo de la risa y la profesora se sonrió y dijo: bueno, ya vemos que también hay definiciones culinarias!.
En todos estos años mis compañeros y compañeras de universidad se recuerdan de ese momento y lo comentamos casi siempre cuando nos vemos.
Pero, será la vida como una paila de majarete que mientras más se mueve más dura se pone? La verdad es que mientras los años pasan las responsabilidades aumentan y las situaciones pueden aparentar ponerse más duras.
Sin embargo, hay herramientas para poder evitar que la vida se vuelva más dura. Por ejemplo, (y esto lo he aprendido con los años y las situaciones que he pasado en mi vida):
Primero: mantener la espiritualidad (que no es lo mismo que religiosidad). Ese contacto con esa energía superior, ese no sé qué que solamente se siente y no se puede ver. Ese saber o sentir que no estamos solos/as en este mundo. Tener ese contacto diario con esa energia (le puedes poner el nombre que quieras, en mi caso es Dios), para mí ha sido básico.
Segundo: Fé. Uff. qué difícil tenerla cuando las situaciones se nos ponen difíciles, cuando no tenemos el control de las situaciones (que es casi siempre). Pero qué importante es fortalecerla.
Tercero: Entender y aceptar que solamente podemos vivir el momento en que estamos viviendo. Ni un minuto antes ni un minuto después. Vivir el aquí y el ahora. (Tarea que trato de practicar diariamente, en todo momento).
Esas tres herramientas (y otras más) me ayudan a ver y entender que si la vida es una paila de majarete y se mueve, no necesariamente tiene que ser dura.