Esta semana acaba de iniciar el año escolar 2009-2010. Como todos los años la Secretaría de Estado de Educación (SEE) lleva a cabo un acto en una escuela del país para inaugurar el año escolar con la presencia del Presidente. En esta ocasión el acto se realizó el Centro Excelencia Media Bella Vista, ubicado en el sector El Buen Pastor de Santiago. (Ver noticia aquí).
Lo que me chocó más este año fueron las declaraciones del Presidente en el sentido de que su gobierno “promueve una revolución en la educación” y lamenta que “el debate educativo se centre sólo en lo económico y que no se reconozcan los logros en materia de educación.”
Yo no soy experta en educación ni soy educadora ni nunca he tenido nada que ver con el área de la educación, más que llevar a mis hijas al colegio, ayudar con tareas y acudir a las reuniones de padres y madres y a las actividades que realizan.
Pero por mi trabajo comienzo a conocer un poco sobre la burocracia de la SEE, comienzo a visitar escuelas del suroeste y me encuentro con una realidad que dista mucho de lo que se promueve desde el gobierno.
Sin embargo reconoce el Presidente que existen muchas escuelas “destartaladas”.
Parecería que el Presidente Fernández está acabando de tomar posesión y está iniciando un gobierno y todos y todas debemos estar felices y esperanzados/as con las promesas. No. No es el caso.
Qué pena que el Presidente no llegue de imprevisto a una escuela pública de este país sin previo aviso, sin que pinten, sin que preparen a los/as docentes, sin que preparen a los niños y niñas, sin que el director o directora esté presente, sin que la escuela esté vacía (porque se murió alguien de la comunidad -que ni siquiera pertenece a la escuela- y están todos y todas en el entierro), sin que no haya agua en el centro, sin que los baños no funcionen, sin que todos los niños y niñas estén en sus aulas recibiendo docencia y todos y todas estén tranquilitos/as.
Cuando veo la realidad me entra una impotencia, una desesperanza, porque el discurso del gobierno del Presidente Fernández no tiene nada que ver con la realidad que viven miles de planteles escolares del país.
¿De qué revolución es que me están hablando? ¿De qué logros me están hablando?
Es cierto que la culpa no es de este gobierno solamente. Estamos viviendo las consecuencias de años y años de descuido por parte de todos los gobiernos en el área educativa del país, pero también, la gran falta de institucionalidad del país y el afán de protagonismo de los/as funcionarios/as de este y todos los gobiernos. Pero alguien tiene que comenzar
Mantengámoslo simple. Iniciemos con lo básico. Planteles escolares dignos. Desayunos no dañados para los niños y las niñas.
Y luego, por supuesto, maestros y maestras bien remuneradas. ¿Estaré soñando o pidiendo mucho?