Desde hace varios años imparto la materia Derecho de las Personas y la Familia en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), mi alma mater. En el transcurso del cuatrimestre, aunque no está de manera específica en el programa (salvo algunos temas puntuales), hablo sobre los derechos de los niños, niñas y adolescentes, les comento sobre la ley 136-03 (Código para el Sistema de Protección de los Derechos Fundamentales de los Niños, Niñas y Adolescentes), así como es la práctica en los Tribunales de Niños, Niñas y Adolescentes.
Como esta materia, el Derecho de Familia, es multidisciplinaria pues llevo a veces invitados que están relacionados con el área, y este año le pedí a mi amiga Isabella Carola Paz (psicopedagoga y psicomotricista), que me acompañara en el último día de clases, habiendo completado el programa académico, para que habláramos sobre los derechos de los niños y las niñas y el derecho al juego, a la recreación. Le dije a Carola que hiciéramos una dinámica con el grupo.
Y efectivamente, Carola preparó una dinámica, la cual me compartió y me pareció excelente para llevarla a cabo en el curso.
La dinámica consistió en jugar libremente con telas que Carola llevó, que los y las estudiantes jugaran libremente con ellas y luego se les pidió que hicieran un juego que explicó Carola, y finalmente hicimos un círculo en el piso y descalzos para reflexionar sobre esas dos horas totalmente diferentes que tuvimos y compartir cómo se sintieron y qué aprendieron de la dinámica.
El resultado fue impresionante, todos y todas, sin excepción quedaron gratamente impactados con la actividad. Primero, porque fue totalmente inesperada, y segundo vimos la importancia del juego no sólo en los niños, sino también en los adultos. Muchos dijeron que tenían muchísimo tiempo que no jugaban, que les encantó haber jugado. Que se pudieron relajar y salirse de la rutina, del estrés de la carga académica, de los exámenes, del estrés de la vida tal cual. Recordaron momentos de su infancia y se pusieron en contacto con sus sentimientos. Dijeron también que el juego les permitió ser quiénes son realmente, porque dicen que se presionan porque los abogados y abogadas tienen que ser de tal o cual forma, como que serios, rectos, no divertidos y ayer este ejercicio les permitió sacar sus niños y niñas internas.
La verdad que la experiencia me encantó también a mi. A parte de que como en esta materia el tema psicológico tiene importancia y peso, pues que sepan a los y las que se van a dedicar a esta área del Derecho que deben ampliar sus conocimientos, sus áreas y ver estas problemáticas del derecho de familia desde otro punto de vista que pueden, aunque no lo crean, aportar a las soluciones de los casos.
Gracias a mis estudiantes por permitirme estos espacios para llevar los aprendizajes a otros niveles. Definitivamente que volveré con otras sorpresas a mis clases.
Y gracias a mi querida amiga y hermana de la vida Isabella Carola Paz por apoyarme y por estar dispuesta siempre a romper los esquemas en la educación tradicional.
Aquí les dejo (con autorización de mis alumnos) algunas de las imágenes del día de ayer.
