Hola mamá, ¿cómo estás? Espero que estés muy bien.
Parece increíble que casi hace ocho años que ya no estás físicamente con nosotros. El tiempo pasa demasiado rápido.
Tengo que contarte, aunque me imagino que nos ves de dónde estés, que las chicas están grandísimas. Isabel va a cumplir 19 años y Elia ya tiene 16 años. Te recordamos muy a menudo. Recordamos esos fines de semana que pasábamos junto a ti, compartiendo en familia y tú siempre complaciendo a las chicas en casi todo lo que te pedían. Elia se parece mucho a ti, es muy presumida. Te pondrías feliz viéndola! Te pondría de vuelta y media (como me pone a mí). Isabel está toda una joven independiente. Estarías orgullosa de verla cómo se desenvuelve en la vida, aunque siempre la veo como una niña todavía. Está en la Universidad y le va muy bien y ya maneja.
Mamá, Orlando ha seguido con tu producción de miel. Riquísima como siempre. Recuerdo cómo te fajabas a exprimir los panales de miel. Te encantaba sacarla y embotellarla. Recuerdo la emoción y el orgullo que te dada regalarla. ¿Te acuerdas cuando la miel salió color verde menta? Jajajajaja Estábamos fascinados con esa producción.
Yo sigo afanando mamá… todo el tiempo… para arriba y para abajo… sí, me muevo mucho. A veces me pongo malcriada, y nada más me recuerdo de ti cuando me decías: “Pero Dilia…. “
Me haces mucha falta. Me hace falta tu cariño, tu voz, tu olor, tus abrazos, tus consejos, tus palabras que me hacían sentir que todo estaba bien y que todo iba a estar bien. Tu seguridad… tu paz.
En este día en particular, me pongo triste… y me hace falta abrazarte. Esas lágrimas que contengo, me salen sin parar en días como hoy. Las chicas se mortifican cuando me ven así.… pero les digo que estoy bien, sólo que me haces falta. No les gusta verme vulnerable. Pero esa es la vida y los sentimientos, ni son buenos ni malos, sólo son.
Te quiero mucho mamá, donde quiera que estés.
Tu hija, Dilia.