Anoche leí esta noticia publicada en el periódico El País sobre violación múltiple cometidas por adolescentes menores de 14 años contra dos niñas en Córdoba y Huelva. Estos hechos terribles desataron una ola de opiniones sobre si los adolescentes menores de 14 años que cometan algún tipo de crímen debieran ser sancionados. Es que en España existe (al igual que aquí) lo que se conoce como la inimputabilidad de los menores de edad, es decir, menores de cierta edad no pueden ser sometidos penalmente.
En nuestro país los adolescentes menores de 13 años de edad no pueden ser “detenidos, ni privados de su libertad ni sancionados por autoridad alguna” (art. 223 ley 136-03) . Los que sí pueden ser considerados responsables penalmente (entre los 13 a 18 años de edad) les aplica la siguiente sanción de privación de libertad: entre 1 a 3 años (si el adolescente tiene entre 13 y 15 años de edad) y entre 1 a 5 años (si el adolescente tiene entre 16 y 18 años de edad). (Art. 340 ley 136-03).
En los medios salen publicadas noticias sobre hechos delictivos cometidos por adolescentes y se ha hablado y debatido a nivel de los medios sobre la necesidad de modificar la legislación para que los menores de 13 años edad puedan ser sancionados y las penas también sean aumentadas.
¿Pero será esa la solución?
Es un problema complejo y no creo que esa sea la solución. Estamos hablando de un problema grave social, económico y sobre todo de educación. Estos adolescentes, en su mayoría, son víctimas de un Estado que no cumple con su obligación de garantizarles su desarrollo integral (salud, vivienda, educación, entre otros derehos humanos). Son adolescentes víctimas también de la familia y de la sociedad donde vivimos.
Para comenzar a darle solución es necesario que el gobierno reconozca la situación de la niñez y la adolescencia como una prioridad. Lamentablemente eso no ha sucedido ni en este gobierno ni en los anteriores. Lo que no quiere decir que existan iniciativas importantes pero no lo sufiencientemente apoyadas y que garanticen sobre todo su sostenibilidad.
Mientras los gobiernos se mantengan “tapando hoyos” y no enfrenten la situación de la niñez y la adolescencia como una verdadera política de Estado vamos a seguir “tapando hoyos” y en varios meses más seguiremos con el mismo problema posiblemente agravado. Por eso no vemos avances.
Lo que pasa es que asumir la problemática de la niñez y la adolescencia de manera seria y responsable implica que los proyectos, planes y programas que se ejecuten son proyectos a mediano y largo plazo que no dejan frutos en dos o cuatro años, entonces “no son factibles”.
Sin olvidar que también todos/as somos responsables por la niñez y la adolescencia dominicana, ojalá, podamos algún día contar con un gobierno que tenga la suficiente voluntad política para enfrentar los desafíos de la niñez dominicana y podamos eventualmente disfrutar de un mejor país.