Quiero compartir algunas reflexiones de la experiencia que he tenido al lado de doña Milagros Ortíz Bosch. ¿Quién no la conoce? Pienso que es una de las figuras políticas más importantes y trascendentales de la vida política y social dominicana.
Recuerdo haberla conocido, claro, desde muy pequeña, primero a través de mis padres, a través de mi hermano, luego a través de mi activismo político primero en el PRD y luego en el PRM y ahora tengo la dicha de compartir con ella en la administración pública. Un privilegio honestamente.
Hoy estuvimos en una actividad y Servio Tulio Castaños Guzmán dijo que doña Milagros representaba un símbolo, un símbolo de transparencia, de ética. Doña Milagros (que estábamos sentadas una al lado de la otra) frunce la cara y me dice: “No me gusta eso de símbolo. Mejor, ser humano”, me dice. Yo le dije, “Pero doña Milagros, es verdad, usted representa un símbolo”.
Un senador que también estaba en esa actividad, dijo que doña Milagros era un “emblema”, recordando que doña Milagros ha sido una abanderada de la transparencia y recordó el trabajo que ella realizó para que la ley 200-04 sobre libre acceso a la información. Ahí doña Milagros interrumpe y dice: “No, soy un ser humano.”
Hoy también le dije: “Doña Milagros me encanta la energía y las pilas que usted tiene”. Y ella me dice: ”y también la alegría”. Me reí y le dije, claro eso también.
Doña Milagros siempre tan auténtica, tan transparente, tan modesta, tan aterrizada, con tanto olfato político y sabia. Para mí es un símbolo, aunque a ella no le guste. Ese simbolismo no le quita su humanidad sino que la engrandece, no la endiosa y ella tampoco se deja endiosar.
He coincidido con ella en tantos espacios a favor de la lucha de los derechos de las mujeres (no olvidar que fue una de las congresistas que logró consenso y unificar a las mujeres tanto del gobierno como de la oposición para que tuviéramos la ley 24-97 sobre Violencia de Género e Intrafamiliar), apoya también la despenalización del aborto y pasó a dar su apoyo a las mujeres que durante 73 días permanecieron frente al Palacio Nacional, su lucha a favor de fortalecer la democracia dominicana (coincidimos en la Plaza de la Bandera en 2020) y en muchos otros espacios más de activismo sociales y políticos.
Mañana se conmemora el Día Nacional de la Ética Ciudadana y qué mejor momento para reconocer el trabajo incansable que doña Milagros junto a todo su maravilloso equipo de la Dirección General de Ética Gubernamental está llevando a cabo para lograr una verdadera transformación en las instituciones gubernamentales. Doña Milagros está dejando un gran legado para este país que será difícil borrar o echar para atrás. Y qué orgullo poder aprender y crecer personal, profesional y políticamente junto a ella.