La última vez que hablé con mi papá fue el jueves 18 de noviembre del 2010.

Casi siempre paso a tomarme un café todas las mañanas por su casa y paso a saludarlo. A veces está durmiendo y no lo levanto. Pero ese día lo levanté para informarle de la muerte de Freddy Beras Goico. Le dije: papá, murió Freddy Beras Goico. Me dijo: “No me digas, qué pena! yo había leído que estaba muy mal. Yo lo quería mucho y él a mí. Dilia, quiero ir a su velorio. Manténme al tanto cuando lo traigan al país, porque yo quiero ir y ver a su familia.” Luego conversamos sobre otros temas familiares. Y lo dejé muy bien. Animado, como siempre. Como él decía cuando le preguntaba cómo estaba y me respondía: “como un cañón de agua dulce”.

Luego vino la llamada del sábado a las 6:10 a.m. Me informan que mi papá se cayó y que no se veía bien. Fui inmediatamente a ver qué pasaba. Qué horrible impresión me llevé. Llamé una ambulancia inmediatamente. Me trasladé con él a Corazones Unidos, pero el tomógrafo estaba dañado y el doctor que atendía en emergencias me dijo: Llévenlo urgente para que le hagan una tomografía porque tiene una lesión cerebral grave.Salimos de ahí y fuimos a donde está ahora internado. El golpe le produjo una hemorragia masiva en el cerebro. Se está debatiendo entre la vida y la muerte.

Papá es un hombre que ha librado muchas batallas. Él ha pasado por otras situaciones delicadas, pero nunca como esta. Creo que su buen estado de salud, en sentido general lo ha favorecido mucho. Papá no se vence fácil. A él le gustaba vivir.Yo no sé lo que pasará. Lo único que puedo decir es que la espera me llena de angustia. “Fé y paciencia” me dice el doctor que debo tener. Uff… qué fácil decirlo y qué difícil aplicarlo.

Estoy viviendo como en una montaña rusa: triste….. esperanza…. triste…. miedo…..esperanza….triste…..pena……triste…miedo…..esperanza…..triste…..
Hoy me he sentido como si estuviera viviendo una película. Cuando logro dormirme y abro los ojos se me aprieta el corazón porque recuerdo que es una realidad lo que estoy viviendo y ahí vuelve la tristeza y la esperanza y el miedo y la tristeza de nuevo.
Sin embargo, la vida sigue su agitado curso. Las niñas tienen colegio, tienen exámenes, las audiencias siguen, los clientes entienden pero esperan respuestas…. y yo trato de hacerlo lo mejor posible.Yo creo en Dios. Lo único que le pido a Dios en este momento es que tenga misericordia de mi papá, que se haga Su voluntad y que me de la fortaleza para enfrentarla. Y tengo que recordar que todo eso sucederá en el tiempo de Dios, no en el mío.